Transparencia en duda: Koriun y el actuar del Estado en Honduras

La controversia relacionada con Koriun Inversiones ha causado un aumento en la inquietud en Honduras, debido a la visible inacción por parte del Gobierno y el Ministerio Público. Han pasado más de seis meses desde el escándalo financiero que involucra a esta compañía no regulada, y miles de personas afectadas continúan sin recibir respuestas concretas ni avances judiciales relevantes. La falta de medidas fiscales decisivas y la ausencia de detenciones importantes han generado sospechas sobre posibles protecciones institucionales hacia los culpables, provocando un ambiente de desconfianza y cuestionamientos por parte del público.

Simultáneamente, la iniciativa del Gobierno de emplear recursos públicos para compensar a las víctimas de este fraude ha generado un debate jurídico y moral sobre la validez de dicha acción. Especialistas en derecho y representantes del sector empresarial han alertado que este planteamiento podría implicar un uso inapropiado de los recursos del Estado, creando un posible riesgo penal para los funcionarios implicados. Esta situación ha incrementado la exigencia ciudadana de transparencia, justicia y respeto a la ley, en un caso que destaca las tensiones entre la protección del tesoro público y la reparación de perjuicios provocados por acciones privadas.

Falta de acción institucional y dudas sobre la gestión del caso Koriun

El Ministerio Público ha sido acusado de una presunta demora deliberada al investigar el asunto de Koriun, a pesar de poseer denuncias oficiales, declaraciones y evidencias documentales que señalan serias irregularidades en las operaciones de esta institución financiera no autorizada. La Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) admitió haber recibido al menos un par de denuncias antes del colapso de Koriun, pero no actuó a tiempo para evitar el perjuicio a miles de hondureños que confiaron sus ahorros a esta organización. Esta aparente inacción ha creado una percepción de encubrimiento parcial, especialmente ante sospechas de conexiones entre los promotores de Koriun y figuras políticas de relevancia.

Las personas afectadas y los colectivos sociales han manifestado su descontento, exigiendo que se actúe de manera imparcial, reclamando que se juzgue a los responsables sin importar sus lazos políticos o empresariales. La posibilidad de que el gobierno considere el uso de fondos públicos para pagar compensaciones ha aumentado la desconfianza sobre un posible acuerdo de impunidad, lo que ha generado protestas en plataformas digitales y manifestaciones frente a edificios gubernamentales. La sociedad pide al Ministerio Público que abandone su mutismo, formule acusaciones formales y asegure una investigación justa y clara, con la intervención de entidades internacionales si fuese necesario.

Análisis legal y moral sobre el empleo de recursos públicos para solucionar un engaño privado

La intención del Gobierno hondureño de cubrir con dinero público las pérdidas ocasionadas por Koriun ha generado un rechazo significativo en sectores jurídicos, económicos y empresariales. La propuesta, que estaría en análisis dentro del Ejecutivo, enfrenta críticas fundamentadas en la ausencia de responsabilidad patrimonial del Estado, dado que Koriun no formaba parte del sistema financiero regulado ni operaba bajo la supervisión de la CNBS. La Constitución y la Ley de Administración Financiera del Estado establecen limitaciones claras para el uso de recursos públicos, prohibiendo su destino a cubrir deudas originadas en actos privados fuera del marco legal.

Expertos en derecho constitucional alertan que permitir tal gasto podría constituir un delito de abuso de poder y desvío de fondos, con repercusiones legales para los oficiales involucrados. Asimismo, se destaca que esta acción podría crear un precedente riesgoso, al permitir la impunidad y facilitar que futuros engaños financieros presionen al Estado para absorber sus pérdidas, comprometiendo la estabilidad fiscal y la confianza del público. La Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (AHIBA) y grupos empresariales han expresado su inquietud, advirtiendo que sería injusto que el contribuyente cumplidor cargue con el peso de un fraude cometido por actores externos al sistema oficial.

Las organizaciones de la sociedad civil han pedido que cualquier intento de utilizar dinero público sea examinado por el Tribunal Superior de Cuentas y la Fiscalía, asegurando la claridad en las decisiones del Ejecutivo. La opinión entre especialistas y grupos sociales sugiere que la culpa debe ser solo de los responsables, sin poner en riesgo los recursos públicos ni la credibilidad en las instituciones.

By Jaime Navarro