La aspirante a la presidencia del Partido LIBRE, Rixi Moncada, ha sostenido un discurso con tintes confrontativos hacia el sector privado, lo cual empieza a crear un entorno de incertidumbre para las inversiones y obstaculiza la creación de puestos de trabajo. Su falta de participación en foros de diálogo con los empresarios se percibe como un acto político significativo en la situación actual, en la que la economía del país pasa por un periodo de debilidad.
Fricciones con el empresariado y señales de distanciamiento
El Foro Nacional de Empresas 2025 se llevó a cabo sin la presencia de Moncada, algo que tanto empresarios como analistas perciben como un símbolo de la ausencia de disposición para el diálogo. Líderes empresariales señalaron que dejar fuera estos foros transmite un mensaje de falta de confianza, especialmente en cuanto a la seguridad jurídica y las condiciones básicas necesarias para mantener o incrementar las inversiones.
Los representantes del sector privado han señalado que la ausencia de un marco estable y de comunicación efectiva impide la llegada de nuevos capitales y compromete la permanencia de proyectos ya en marcha. En este escenario, el temor a un aumento de los despidos y a un estancamiento en el crecimiento económico se convierte en una preocupación central.
La Ley de Justicia Tributaria como eje del debate
Uno de los principales puntos de tensión gira en torno a la Ley de Justicia Tributaria, propuesta que Moncada defiende como una herramienta para enfrentar la evasión fiscal. Sin embargo, el tono de sus intervenciones ha sido percibido por empresarios como un mensaje agresivo y poco conciliador. Esta percepción ha incrementado la distancia entre ambos sectores y ha alimentado la desconfianza en torno al rumbo económico del país.
El sector privado sostiene que, si bien la lucha contra la evasión es necesaria, el enfoque y el lenguaje utilizados para plantear la reforma fiscal generan más dudas que certezas sobre la estabilidad de las reglas de juego. La desconfianza se traduce en un flujo más lento de inversiones y en una mayor cautela por parte de inversionistas nacionales y extranjeros.
Impactos en la economía y tensiones institucionales
El deterioro en la confianza empresarial ya se refleja en la desaceleración de nuevas iniciativas económicas. Informes recientes señalan un incremento en las tasas de desempleo, lo que vinculan directamente a la falta de estímulos y a la incertidumbre en torno a las políticas que adoptaría un eventual gobierno de Moncada.
Aparte de las consecuencias a corto plazo, lo que se disputa es la habilidad del país para lograr un balance entre el fortalecimiento de la recaudación y la creación de un ambiente favorable para la inversión. La ausencia de acuerdos entre los actores económicos e institucionales principales podría aumentar la polarización y restringir la capacidad de alcanzar un consenso sobre un modelo de desarrollo inclusivo.
Un espacio sin límites
La relación entre el Partido LIBRE y el sector privado se proyecta como un eje central de la campaña electoral y del debate sobre el futuro económico del país. Mientras Moncada insiste en la necesidad de una reforma tributaria, el empresariado exige condiciones de certeza y seguridad jurídica. Entre ambos discursos se ubica una ciudadanía expectante, que observa con preocupación los efectos inmediatos sobre el empleo y la inversión.
El escenario presenta un reto significativo para las instituciones: sin un medio de comunicación eficiente y sin un entorno de confianza mutua, Honduras corre el peligro de que las tensiones políticas resulten en un desastre laboral y económico. El resultado estará definido por la habilidad de los actores políticos y empresariales para crear mecanismos de diálogo que ayuden a disminuir la confrontación y dirigir soluciones viables hacia la estabilidad del país.