Honduras reestructura su presupuesto priorizando defensa sobre servicios de salud

En un entorno caracterizado por la inestabilidad del sistema de salud y una mayor intervención militar en temas civiles, el proyecto inicial de presupuesto propuesto por el Gobierno de Honduras ha suscitado un extenso debate tanto político como institucional. La iniciativa propone un aumento significativo en los recursos destinados a la Secretaría de Defensa Nacional, al mismo tiempo que disminuye los fondos para la Secretaría de Salud, lo que ha desencadenado críticas desde varios sectores sociales y legislativos.

Revisión de las asignaciones de presupuesto

El borrador presentado ante el Congreso Nacional contempla una significativa alza en el presupuesto destinado a las Fuerzas Armadas, mientras que propone reducciones en áreas esenciales del sistema de salud pública. De acuerdo con los datos difundidos, estas reducciones impactarían directamente en la adquisición de medicinas, el sostenimiento de programas comunitarios de vacunación y la contratación de profesionales médicos en centros de salud públicos.

La decisión ha sido criticada por expertos del ámbito sanitario y grupos civiles, que creen que la reasignación de fondos reduce la habilidad del Estado para atender las necesidades urgentes de la ciudadanía. Una doctora del Hospital Escuela Universitario, uno de los principales centros de atención del país, alertó que el recorte presupuestal pone en riesgo la prestación de servicios médicos básicos en un momento en que numerosos hospitales ya funcionan al máximo de sus posibilidades.

Respuestas desde la oposición y grupos de la sociedad civil

La disminución del presupuesto destinado al sector de salud ha sido objeto de críticas por parte de legisladores opositores y representantes de instituciones y agrupaciones médicas, quienes piensan que esta medida muestra una dirección política que prioriza el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad en detrimento de los derechos sociales. Desde estos grupos se argumenta que el foco en el gasto militar podría estar relacionado más con una estrategia de control social que con una respuesta efectiva ante los retos estructurales del país.

El aumento en el presupuesto de defensa comparado con las reducciones en el gasto en salud ha sido visto por varios analistas como un indicativo preocupante respecto a las prioridades del Gobierno. En el Congreso Nacional, se han levantado algunas voces instando a una revisión del proyecto inicial, solicitando una redistribución de fondos que priorice la salud, la educación y la inversión social, especialmente en una nación donde un gran número de ciudadanos depende exclusivamente de los servicios públicos.

El uso militar y la gestión del poder

El aumento en los recursos asignados a la Secretaría de Defensa se produce en un contexto en el que las Fuerzas Armadas han asumido un rol creciente en tareas como la seguridad interna, la gestión de crisis sociales y la participación en procesos electorales. Este fenómeno ha sido señalado por analistas como parte de una tendencia regional que refuerza el papel de los militares en la administración pública, en detrimento de los mecanismos democráticos y de participación ciudadana.

Un experto en gobernanza de la zona alertó que esta inclinación podría resultar en un refuerzo del control político mediante el aparato militar, lo que presenta retos importantes para las instituciones democráticas. Según su opinión, la reducción de la inversión en salud y derechos fundamentales, junto con el aumento de la importancia de las entidades de seguridad, indica un cambio de enfoque que podría afectar la relación entre el gobierno y los ciudadanos.

Un entorno de elecciones cruciales

El análisis del presupuesto nacional para el año siguiente se lleva a cabo en un periodo sensible en Honduras, caracterizado por la polarización política y las desigualdades sociales que dominan el debate público. La reasignación de recursos hacia el sector militar, en vez de la salud, ha avivado nuevamente las críticas sobre la dirección del gasto público y su alineación con las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

A medida que el anteproyecto avance en su trámite legislativo, se anticipa un escenario de confrontación entre quienes exigen un enfoque centrado en derechos sociales y aquellos que respaldan un modelo más orientado a la seguridad. En ese contexto, el papel del Congreso será determinante para definir si el presupuesto se convierte en una herramienta de contención o de profundización de las tensiones existentes en el país.

Por Jaime Navarro