Convocatoria de iglesias a marcha nacional por la paz y la democracia en elecciones conflictivas

La Conferencia Episcopal junto con entidades evangélicas en Honduras han programado una movilización nacional en Tegucigalpa para el sábado 16 de agosto de 2025, con el lema «marcha por la paz y la democracia». Esta convocatoria ocurre en un contexto de notable polarización política y dudas acerca de la transparencia de las elecciones generales planteadas para el 30 de noviembre.

Declaraciones y objetivos de la convocatoria

El anuncio fue realizado de manera conjunta por el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, y representantes de diversas iglesias evangélicas. Los organizadores invitaron a participar a todos los ciudadanos “de buena voluntad”, excluyendo únicamente a candidatos en contienda, con el propósito de enviar un mensaje de unidad frente a la crisis institucional.

De acuerdo con el anuncio, el objetivo de la manifestación es resaltar un acuerdo interreligioso sobre la importancia de reforzar los principios democráticos y asegurar equidad en los procesos electorales. La Iglesia católica y las comunidades evangélicas destacan que, pese a las variaciones doctrinales, hay un interés mutuo en el bienestar social y la estabilidad nacional.

Escenario político e institucional

La movilización se inscribe en un escenario marcado por denuncias de manipulación electoral y un incremento de la violencia política. Estos factores han generado preocupación en distintos sectores de la sociedad hondureña y en la comunidad internacional.

Las parroquias coordinadoras sostienen que el acto es un medio válido para protestar contra cualquier tipo de engaño o imposición de naturaleza autoritaria, y subrayan la relevancia de los métodos de conversación que disminuyan el conflicto político. La propuesta intenta comunicar que proteger la paz y la democracia es un deber común, que no se restringe a ideologías políticas específicas.

Invitación a la conversación y el involucramiento ciudadano

Los dirigentes religiosos han enfatizado que la invitación no busca crear conflicto, sino que es una demostración pacífica destinada a reafirmar la validez de los derechos democráticos. Exponen la importancia de la implicación social, en este período antes de las elecciones, como un elemento crucial para fortalecer una cultura de respeto hacia las instituciones.

Del mismo modo, han enfatizado que el desfile es de naturaleza ecuménica y está accesible a individuos de diversas creencias o posiciones políticas, con el fin de consolidar el tejido social en una situación de incertidumbre.

Perspectivas y retos

La marcha del 16 de agosto se perfila como una de las expresiones públicas más relevantes antes de las elecciones de noviembre. Su desarrollo y la respuesta de la ciudadanía serán un indicador del grado de movilización social en torno a la defensa de la institucionalidad democrática.

El suceso también plantea el desafío de orientar la participación de la comunidad hacia actividades continuas de discusión y supervisión pública, durante un ciclo electoral que está bajo escrutinio por su claridad y se lleva a cabo en un ambiente de notable división. En este escenario, la invitación de las iglesias se presenta como un llamado a la unidad y al mantenimiento de la armonía social.

Por Jaime Navarro